Bake-kujira by lidijaraletic

Miedo, es lo primero que siento al oír la palabra ballena, y es que para mi es un terror incrustado desde lo más primitivo de mi ser en una época en la que a duras penas entendía la vida.

Mi autodiagnostico es talasofobia; un terror dirigido hacía el océano y todo aquello que lo represente, comúnmente una ballena -en mi caso específico-. Y es que lo asocio a la muerte, para mi, si hay vida después de esta -cosa que no creo-, y debo pagar por los pecados cometidos en tierra, mi purgatorio o infierno personal será atado a la mitad de la nada en un océano eternamente azul, infinitamente oscuro, mientras se acerca hacía mí un enorme ejemplar de ballena azul con un tamaño más descomunal que la luna, y nadie sabe lo que me cuesta escribir estas líneas y lo mucho que esa pesadilla ronda mis mentes por las noches más apesadumbradas o mientras tomo una ducha a oscuras.

Ese es mi lado más fantasmagórico, y es que vivir con una fobia no es nada bonito, bueno, lo es si vives lejos del mar, tan lejos como sea posible, rodeado entre montañas por todos los lados del horizonte. Sin embargo, si viajas a la playa y contratas deliberadamente un servicio para sumergirte a escasos diez metros del mar, a unos cincuenta metros alejado de la orilla, no tendrás lindos sueños la noche anterior de la travesía, doy mi palabra.

No obstante, aunque las ballenas son la efigie de mi miedo en las pesadillas, soy realista. Son animales magníficos, sorprendentes y dotados de una inteligencia superior a la que creemos, y es una total pena pensar que este animal puede dejar de existir tal y como lo conocemos ahora y que tal vez, en un par de décadas, lo conozcamos por huesos en museos o por historias de pescadores y marineros, ni siquiera mi fobia amerita su desaparición, la forma en la que pretendo superarla es viéndolas, nadando con ellas, no esperando que desaparezcan como esperarían los cobardes.

El bake-kujira es un jokai perteneciente al folclore japones, un llamado desde el interior del mismo país a la descarnada práctica que allí realizan, un símbolo tan antiguo que habla por quienes no pueden, que dice entre líneas del espíritu vengativo que ninguna ballena tiene. Es un fantasma dotado de humanidad y es más una forma sensible de comprender una problemática y, como casi todos los jokais, es una queja a una cultura tan conservadora en sus costumbres que creen que supera el objetivo mayor y la importancia de un animal tan vitoreado en el mundo. Tal y como el bake-kujira es un fantasma al cual temer, mi fobia representa algo de lo que quiero huir, esconderme, pero ambos son puertas abiertas a superar un pasado y a conocer las grandezas que da la naturaleza por sobre el egoísmo que como especie tenemos.

Si hay algo que pueda haber útil de mi fobia es mi necesidad por superarla y, para hacerlo, necesito ballenas.